Desde nuestros hogares extrañamos presenciar las risas de los recreos, los cantos, la música, las ocurrencias y espontaneidad de los pequeños, los juegos en el patio, el vínculo humano que posibilita la educación: acompañar a nuestros niños, niñas y jóvenes en su crecimiento, en el desarrollo de sus capacidades y el trabajo de sus dificultades. Extrañamos el saludo afectuoso de las mañanas, la gimansia matutina, a las familias, extrañamos el contacto con la naturaleza, los talleres, verlos disfrutar el tiempo con sus amigos y amigas, el trabajo en el huerto, extrañamos la comida que compartimos: la pambamesa, el aire puro de la reserva, la convivencia diaria.
Este tiempo de alejamiento permitámonos disfrutar de nuestras familias, de consolidar hábitos de estudio, ejercitar la lectura, la escritura creativa, el pensamiento lógico y fundamentalmente, el autoconocimiento. Cuando regresemos a las aulas volveremos más fuertes, más comprometidos a cuidar del planeta y la vida.
Y a pesar de la distancia, el trabajo colaborativo no se detiene. Nos reconforta exponer las fotografías y vídeos de las actividades de los Talleres Multiedad de Baloncesto, Artes Plásticas, Danza, Manualidades, Pintura, Música y saber que estamos juntos, que nuestro cariño y el deseo de aprender está intacto, que nos apoyamos y saldremos adelante.
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